Hay días como hoy (o como los últimos cuatro días de mi existencia) en los que me siento muy Kurt Cobain, muy Shannon Hoon, muy grunge.
Son días en los que por lo general me siento vacía, buscando una razón para existir y ha decir verdad, las razones tienen que estar en uno mismo, nadie ni nada debería ser tu razón para estar. Es una chispa que a veces pierdo, la chispa de la vida que hace que no seamos robots ni perfectos, lo que nos hace hermosamente imperfectos. Y me sorprendo en una oscuridad que obtiene un poder casi absolutista en mis acciones y me impide ver con claridad, sentir la felicidad y sonreír honestamente.
La oscuridad y la soledad son dos cosas que no se valoran tanto como se debería, la gente tendría que tenerle pánico a la oscuridad, ese tipo de terror que hace que tiembles casi sin motivos. Y la soledad… ella es sólo real cuando te sentís solo en todos lados, todo el tiempo, en cada segundo y con cada centímetro de tu cuerpo, cuando te da escalofríos.
Por otro lado, da miedo identificarse con uno de los géneros que mas vidas se llevó; te hace pensar cosas siniestras, pensamientos que nunca deberían ser pensados. Es horrible el momento en el que pasas por tus últimos escritos y te das cuenta que son cada vez mas fúnebres y no poder hacer nada para evitarlo; es horrible, también, sentirte un fantasma todo el tiempo.
Y es que hay dos opciones: O soy la mejor actriz de los últimos tiempos o a todo el mundo le chupa un huevo lo que yo siento, me gusta pensar que la opción real es la uno (debería contar que inconscientemente escribí “dos” asique quizás no, quizás piense a nadie le importo)
Este post, quizá demasiado largo y divagado, venía a mi miedo de terminar igual de grunge de como me siento; mi miedo a morir como una Cobain o una Hoon.
Gracias si leiste esto,
Sofi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario